Los caballos de pura raza gallega se distinguen por su tamaño mediano, robustez y proporciones equilibradas, características que los hacen únicos entre otras razas. Su estatura varía entre los 120 y 145 centímetros, lo cual los clasifica en la categoría de poni según estándares internacionales. Tienen una estructura corporal fuerte, con pechos anchos y grupas potentes, indicativos de su resistencia. Sus cabezas son de tamaño mediano con un perfil recto o ligeramente convexo, y sus ojos expresan vivacidad. Las extremidades son compactas y fuertes, con cascos resistentes, adaptándose bien a terrenos difíciles. La variedad en su pelaje incluye colores como el castaño, el negro y el bayo, con crines y colas que suelen ser espesas y onduladas, añadiendo a su belleza distintiva y versatilidad funcional.